Por Pamela Paz
Es lamentable que el señor Richard Huff sea víctima de prejuicios y burlas debido a sus más de 240 tatuajes. Ninguna persona debe ser juzgada solo por su apariencia física.
Más allá de los tatuajes, me conmueve conocer que tiene una familia que lo ama. Su esposa Marita ya superó el temor inicial y ahora está orgullosa de la persona que es Richard por dentro. Ese es un genuino vínculo de amor.
Esta historia es una oportunidad para reflexionar como sociedad sobre la importancia de no etiquetar ni discriminar por las diferencias superficiales.
Todos tenemos mucho más en común de lo que creemos cuando nos abrimos a conocer al ser humano detrás de los prejuicios.
Si más personas cultivaran la compasión y el respeto por la individualidad ajena, ese "monstruo" imaginario con el que algunos miran a Richard se desvanecería, dando paso a un hombre valioso y una familia ejemplar.
“Al principio juzgué a Richard por su apariencia, pero cuando lo conocí un poco, en realidad es una persona de gran corazón y cómo él la ama como nadie antes lo había hecho", confesó la esposa.
Fuente:
-Reporteros en Acción
Internacionales